La vida

La vida. Todos los días se nos presentan situaciones en las que tenemos que tomar una decisión. Estas pueden ser típicas del día a día, que parecen que no tienen importancia, o pueden ser decisiones que repercuten en nuestro futuro. Sean del tipo que sean, siempre van a tener una consecuencia.

Cada pasito que damos es un modo de elegir. Es elegir un camino u otro, es avanzar o retroceder. Podemos acertar o darnos cuenta que, sin duda, no era la decisión correcta. Hay veces que no sabemos que hacer por eso, por el miedo a equivocarnos, a tomar el camino incorrecto, y es en ese preciso momento, cuando nos debatimos en hacer caso a nuestra intuición o no.

Y mi pregunta es, ¿por qué no? ¿Por qué no hacer caso a nuestra intuición? En muchas ocasiones deberíamos guiarnos por esa corazonada que nos dice qué decisión tomar. Es justo eso lo que conecta nuestra parte racional con la emocional. Y es esa decisión que tomas mediante la intuición la que mejor te hace sentir. Te equivoques o no, lo habrás hecho porque lo sentías. Si aciertas será la mejor decisión que has tomado, y si fallas, habrás aprendido algo más que te hace mejorar, conocerte y saber cómo eres.

En realidad, nos cuesta tanto tomar decisiones, porque en el fondo tenemos miedo al cambio. Nos asusta no saber qué es lo que nos vendrá después. Pero os propongo otra filosofía… si os enfrentáis a un cambio, ¿no será porque hay algo en vuestra vida que no os convence? Pues arriesgaros! Cambiarlo!! Dar ese paso que tanto os cuesta! A lo mejor está ahí la clave de vuestra felicidad, y esa decisión es la respuesta que necesitáis.

«A veces las mejores decisiones son las que no tienen sentido»