Los monjes tibetanos pueden presumir de tener un aspecto joven que muchos envidiarían. Y es que la vida contemplativa y la meditación les ha ayudado a tener esa imagen. Os damos los mejores consejos para no envejecer.
Los trucos, para nosotros, o la forma de vida, para ellos, es muy sencilla. Hay que empezar con una repetición de cada ejercicio e ir ampliando hasta tres repeticiones, según se va mejorando la forma física. Nunca hay que pasar de las tres repeticiones, por lo que si se quiere intensificar los ejercicios hay que realizarlos de forma más rápida.
Consejos para no envejecer
El primer ejercicio consiste en dar vueltas. Os ponéis de pie y levantáis los brazos extendidos a la altura de los hombros y con las palmas de las manos hacia abajo. Empezáis a dar vueltas siguiendo la dirección de las agujas del reloj. Para no marearos tenéis que fijar la mirada en un punto. Una vez que terminéis debéis descansar, de pie, con la barbilla hundida en el pecho.
Lo segundo es tumbaros en el suelo, boca arriba, con los brazos extendidos y las palmas hacia abajo. Debéis levantar la cabeza y las piernas a la vez, sin doblar las rodillas y respirar profundamente. Mientras vuelves a la posición original expulsa todo el aire y descansa.
Durante el tercer ejercicio debéis arrodillaros con el torso incorporado y las manos apoyadas en la parte trasera de los muslos. Tenéis que inclinar la cabeza hacia delante y respirando profundamente. Después hay que estirarse hacia atrás mientras arqueáis la columna. Tenéis que volver a la posición recta de inicio, mientras expulsáis el aire. Para descansar os tenéis que hacer un ovillo hacia delante.
En cuarto lugar os tenéis que sentar con las piernas estiradas y las puntas de los pies hacia arriba. Las manos deben estar colocadas al lado de las caderas. Una vez que estáis en posición hay que mover la cabeza hacia delante mientras cogéis aire. Después hay que echar la cabeza hacia atrás y levantar el cuerpo intentando hacer una linea recta. Mientras contenéis la respiración debéis apretar todos los músculos. Relajaos y volver a la postura del principio.
Y por último, tenéis que colocar las manos y las puntas de los pies tocando el suelo, con la espalda y la cabeza arqueadas hacia atrás. Una vez que ya estáis en esa posición hay que levantar el cuerpo mientras se coge aire, haciendo como una uve invertida y expulsándolo, sin haber movido las manos y los pies.
Son ejercicios sencillos y que no requieren mucho esfuerzo pero que a la larga se ven los efectos beneficiosos que tienen como menos arrugas, disminución de los dolores crónicos y mejoría en los casos de artritis.